Los toros de la ganadería de Casasola completan el recorrido en 2 minutos y 57 segundos, en un encierro con diez asistencias por caídas.

 Hoy, en el cuarto encierro de las Fiestas del Cristo de los Remedios, los corredores han tenido que emplearse a fondo. Los novillos, como era de prever, se han lanzado por la manga a gran velocidad, lo que ha propiciado que desde los primeros compases hayan adelantado a los mansos. Esta circunstancia ha permitido a los participantes disfrutar de un encierro muy especial, arriesgado, sí, pero con “mucho picante”, como lo ha descrito el concejal de Festejos y Seguridad, Carlos Bolarín.

Probablemente, fruto de la velocidad de los astados, uno de los novillos sufrió una caída a la altura de la calle Estafeta. Durante cerca de un minuto el novillo, gracias a la encomiable labor de los pastores, fue conducido al interior del coso, y de allí a los toriles de la plaza. Gracias al desempeño ejemplar y a pesar del notable riesgo que supone que una res quede sola en la manga, no hubo que lamentar ningún percance.

Los cinco primeros astados completaron el recorrido en 1 minuto y 35 segundos, pero la duración total del encierro ha sido de 2 minutos 57 segundos, hasta que el último novillo accedió a los toriles. 

Desde Protección Civil, el responsable Pedro Martínez ha señalado que ha habido una participación similar a la de ayer, con 2 100 corredores. El balance médico se resume en diez atenciones por contusiones leves, sin que se produjeran heridas por asta de toro.

Carlos Bolarín ha destacado el gran trabajo de los pastores para reconducir al novillo rezagado, garantizando la seguridad de todos los asistentes y del propio animal. Ha valorado también la velocidad de las reses, que al ser novillos, dan opción a que se produzcan grandes carreras.

La Plaza de Sanse