Se considera más fotógrafo que coleccionista, pero expresa un entusiasmo contagioso por atesorar instantáneas. Parte de su colección se mostró por primera vez en la Sala Martín Chirino, el pasado mes de febrero, gracias al empuje de la Agrupación Fotográfica de la ciudad. Es vecino de Sanse, docente en el PIC.A Escuela Internacional Alcobendas Photoespaña y considera que coleccionar fotografía es la mejor manera de apoyar la creación.
¿Cómo empezaste a coleccionar?
Yo no quise ser coleccionista, no tenía esa intención, pero mi pasión por la fotografía documental española hizo que estuviera en la primera exposición que se hizo en la galería Forum, en Tarragona, en el año 1981. Una galería de fotografía era algo bastante inusual en España en aquellos momentos. En esa exposición, el autor era Joan Fontcuberta, que ya en ese momento era un gran fotógrafo; y yo, por apoyar a mis colegas en su nueva galería, compré una fotografía de Joan. Ese fue el despertar de mi interés por el coleccionismo fotográfico. Después de 40 años, la colección ha ido creciendo en número, en calidad y en importancia, con aproximadamente unas 230 obras.
¿Qué trabajos implica el coleccionismo?
El coleccionista se da cuenta de que lo es cuando se agotan los metros lineales de su casa para colocar sus obras. Así aparece otra cuestión importante que es cómo, dónde y de qué manera se va a conservar la colección, una preocupación común de todos los coleccionistas. No vale cualquier sitio. La temperatura y la luz es importantísima, y en el caso de la fotografía, lo mejor es un espacio con muebles denominados planeros, que se utilizan en arquitectura, en los que las fotografías no tienen que estar enmarcadas. Lo óptimo es un sitio donde descansen bien y se controle la humedad, la temperatura y, por supuesto, la polución. La protección de la luz es muy importante. Como cualquier obra de arte, es importante que la luz no llegue de forma directa. La fotografía nace y muere con la luz.
¿Tú conoces bien las historias que hay detrás de cada fotografía de tu colección?
Siempre, a la hora de incorporar una obra a mi colección, trato de conocer lo que hay detrás de la foto. Muchas de esas historias son desconocidas y hay mucho más de lo que se ve a simple vista. Me gustaría comentar una foto de mi colección, la de Ernesto Guevara, el Che, a su paso por Madrid, con el Arco del Triunfo detrás de él, obra de César Lucas. Es una foto muy especial, porque el Che solo estuvo un día en España, haciendo una parada en su viaje desde La Habana a El Cairo. Ese día quiso hacer tres cosas: visitar la Universidad Complutense, ver una plaza de toros y hacer algunas compras en Galerías Preciados. La fotografía que yo conservo se hizo famosa muchos años después, porque en su momento (1960) no se publicó ninguna fotografía de su paso por Madrid. Hay muchas curiosidades en torno a esta fotografía, por ejemplo, que paró a tomar un café en la calle Carretas y la única persona que le reconoció fue la camarera, que pidió a Cesar Lucas, el fotógrafo, que le hiciera una foto con el Che. Esa camarera nunca llegó a ver la foto, la tiene César Lucas y yo he tenido lo suerte de poderla ver. Todo esto está publicado en un libro en el que yo participé, que se llama “50 fotografías con historia” (Signo Editores).
Me imagino que lanzarse al coleccionismo fotográfico es caro, ¿es así?
No, en absoluto. Detrás de mi colección no hay un gran capital y tampoco hace falta. El coleccionismo se asocia a grandes fortunas, pero se puede adquirir una fotografía interesante por lo que cuesta un fin de semana de tres días en un resort de Málaga, por poner un ejemplo. Consiste en saber elegir y no reprimirse. El propio momento de la compra es algo inexplicable, una maravilla. Además, muchas galerías permiten pagas a plazos.
¿Alguna recomendación para iniciarse en el coleccionismo fotográfico?
Galería Blanca Berlín, en Madrid, especializada en fotografía de autores y autoras españoles contemporáneos, que fomenta el coleccionismo y que tiene un fondo estupendo. En mi colección hay alguna fotografía que proviene de esa galería. Está justo en frente del Centro Cultural Conde Duque y aconsejo visitarla para educar la mirada y deleitarse con las obras.
¿Se puede decir que la fotografía tiene más que una función estética?
La fotografía genera sensaciones, agradables o desagradables, y en la historia hay muchos ejemplos de ello. En los años 80, una serie de fotografías movilizaron casi a la población mundial sobre el hambre, las de Sebastiao Salgado, en Etiopía. El mundo entero se sobrecogió. El mundo se sensibilizó sobre esta situación de hambruna y de sequía. Y esta es la función de la fotografía, no solo la de expresar belleza.
¿En qué momento artístico te encuentras?
Me considero más fotógrafo que coleccionista. En la actualidad estoy atravesando un momento artístico de búsqueda de lo sencillo, lo tranquilo. Nunca me ha interesado la denuncia, hay otros autores que lo hacen estupendamente, ni tampoco las grandes historias. Yo soy un apasionado de lo cercano, lo común, es lo que he perseguido siempre. Estoy con el proyecto “Calma y sosiego” y espero que vea pronto se pueda exponer este trabajo que ahora ocupa mi día a día.
La Plaza de Sanse